Julio Cortázar, reconocido por su maestría narrativa, también destacó por su profundo compromiso social. En este artículo, quiero explorar cómo sus obras reflejan una constante preocupación por la realidad política y social de América Latina y su anhelo de promover el cambio a través de la literatura.
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| Gabriel Hilsaca sobre el compromiso social de Julio Cortázar |
Un escritor comprometido
Nacido en Bruselas en 1914, Cortázar pasó gran parte de su vida en Argentina, un país caracterizado por su inestabilidad política y social. Desde sus primeros escritos, es evidente su aguda conciencia sobre las injusticias que lo rodeaban. Su obra no solo busca entretener, sino también invitar a la reflexión y la acción.
Uno de los aspectos más destacados de su compromiso social es su rechazo a las dictaduras y su apoyo a los movimientos de izquierda. A lo largo de su vida, Cortázar se manifestó abiertamente contra las dictaduras militares en América Latina, utilizando su escritura para denunciar la represión y la violencia. Sus relatos, ensayos y entrevistas se convirtieron en plataformas para expresar su indignación frente a las injusticias sociales y políticas.
Literatura como resistencia
En obras como Rayuela y Los premios, Cortázar crea espacios donde los personajes enfrentan sus realidades en busca de liberación. A través de una narrativa no lineal y la experimentación con el lenguaje, invita a los lectores a cuestionar la realidad y a rebelarse contra la opresión. Para Cortázar, la literatura es un acto de resistencia, un medio para desafiar el orden establecido y fomentar la reflexión crítica.
Un relato emblemático en este sentido es "La casa tomada", que puede interpretarse como una crítica a la ocupación y la pérdida de espacios en un contexto político opresivo. Esta historia funciona como una metáfora de la situación en Argentina durante las dictaduras, donde el miedo y la represión se infiltraron en la vida cotidiana.
La importancia del diálogo
Cortázar también comprendió la relevancia del diálogo y la colaboración en la búsqueda de la justicia social. Su relación con otros escritores y artistas de su época, como Gabriel García Márquez y Eduardo Galeano, refleja su deseo de unir fuerzas para promover cambios significativos. Este intercambio de ideas y experiencias enriqueció su obra y le permitió abordar temas complejos desde diversas perspectivas.
En sus ensayos y entrevistas, Cortázar no duda en posicionarse como un intelectual crítico, instando a sus contemporáneos a comprometerse con la realidad social y a utilizar su voz para alzar la de quienes no pueden hacerlo. Este llamado a la acción resuena especialmente en un momento en que el compromiso social es más necesario que nunca.
Al revisitar la obra de Julio Cortázar, me doy cuenta de que su legado va más allá de la literatura. Su compromiso social nos recuerda que la literatura puede ser una herramienta poderosa para la transformación y la resistencia. En un mundo donde las injusticias aún persisten, la voz de Cortázar sigue siendo relevante, inspirándonos a reflexionar sobre nuestro papel en la sociedad y a actuar en consecuencia.
En tiempos de polarización y crisis, la obra de Cortázar nos invita a encontrar en la literatura no solo un refugio, sino también un espacio de resistencia y compromiso. Al final, la literatura tiene el poder de conectar nuestras experiencias, abrir diálogos y fomentar el cambio social.
